HISTORIA DE LA CIUDAD


Los orígenes de la Villa de San Antonio del Camino (actual Partido de Merlo)
(por Profesor Mauro Luis Pelozatto Reilly)

Don Francisco de Merlo, escribano público y de gobierno desde 1722, ya venía sumando tierras desde hacía varios años, sobre desde 1729, cuando el rico y prestigioso comerciante don Francisco Sánchez Botija, quien no tenía herederos, le había dejado una muy buena fortuna.

El funcionario en cuestión solicitó al Cabildo de Buenos Aires y al gobernador del Río de la Plata una autorización para la creación de un pueblo en torno a la capilla que había fundando en sus tierras, donde ya había un caserío desde los años 20 del siglo XVIII. Más allá de los beneficios personales que pudiera llegar a obtener (mano de obra disponible para sus tierras, la posibilidad de arrendar parcelas o de agregar gente a sus dominios territoriales, conseguir fondos para la capilla, etc.), el solicitante fundamentó su pedido argumentando que sería un pueblo de utilidad por su ubicación entre las rutas que conectaban a los mercados de Buenos Aires con Chile, el actual Interior de nuestro país y el Norte minero (Potosí), y el centro político-administrativo más importante del espacio (Lima). De esta manera, se fomentarían actividades como la circulación de mercaderías, el envío de vacunos y mulas en pie hacia el Alto Perú y el tráfico de carretas en general. Asimismo, la presencia de nuevos pobladores en el lugar serviría para tener hombres disponibles para la defensa de la frontera, y en un futuro posiblemente ganar tierras sobre los ‘‘indios infieles’’.

¿Qué características tuvo esta primera población?, y ¿cómo se desarrolló durante sus primeros años de vida?, serían las preguntas a responder ahora. El nuevo paraje fue oficialmente reconocido por la Real Cédula que llegó al puerto de Buenos Aires en agosto de 1755, y el 28 de ese mismo mes don Francisco publicó un edicto para que se divulgara el contenido de dicho documento, agregando que todas aquellas personas y familias que quisiesen poblar el lugar, podrían hacerlo, hasta que se llegara a un total de 50 unidades familiares contabilizando las que ya estaban allí.

La idea era marcarles a cada una de las familias ‘‘un terreno de 20 varas de frente por 70 de fondo’’, donde se les levantaría una vivienda de 7 varas de largo, con corredor propio y techo de tejas, mientras los que tuvieran tierras propias se les darían 200 varas de frente de cabezada con el fondo que tuvieran, para que allí desarrollaran sus sementeras. Por otra parte, los que quisieran hacer sus quintas y arboledas en las cercanías podrían hacerlo, siendo beneficiados con 100 varas cuadras de tierras. De esta forma, se nos presenta una clara caracterización del territorio, al cual se podría definir tranquilamente como una zona de quintas y chacras, ya que oficialmente no se registró ninguna gran propiedad, ni tampoco cabezas de ganado en cantidad suficiente como para que podamos hablar de estancias propiamente dichas.
 

Sin embargo, se sabe que Merlo había constituido el casco de su estancia en 1727, justo al costado del Camino Real, y que con el tiempo se fue convirtiendo en dueño de prácticamente la mitad de las tierras del actual territorio merlense y paduense, más otras situadas en Las Conchas (actualmente Ituzaingó y Morón) y La Matanza. Muy probablemente haya utilizado algunas de aquellas tierras para cederlas a arrendatarios, como fue registrado en el padrón rural de 1744, en el cual se puede ver a varias familias de campesinos viviendo y trabajando en sus tierras (tanto pastores como labradores de poca monta). Iglesia Nuestra Señora de la Merced
La instalación de la capilla (actualmente Iglesia de Nuestra Señora de la Merced), fue fundamental para el origen y el crecimiento del pueblo.

Fuente: http://elmagazindemerlo.blogspot.com.ar/2015/07/el-sol-resplandece-en-la-iglesia.html

Respecto al citado censo de 1755, el mismo mostró 24 vecinos nuevos, 9 ya existentes y 15 que se acababan de sumar al ofrecimiento de Merlo, es decir, que hubo pocas familias durante estos primeros tiempos. Es razonable considerar la idea de que esas escasas unidades que estaban antes del reconocimiento del pueblo como tal hayan sido resultado de algunas migraciones internas generadas a partir de los famosos malones que, encabezados por los pampas y otros grupos enemigos, atacaron y causaron muchas pérdidas materiales y humanas sobre las chacras y estancias de Areco, Luján, Arrecifes y otros lugares.

En cuanto al fundador, habría que sostener que se trató de un mediano hacendado diversificado, como lo muestra el inventario de 1761. Además de tener casa en la ciudad, varios muebles (mesas grandes y pequeñas, sillas de baqueta usadas), herramientas (ollas de hierro, 2 palas, 2 azadas, una azuela y 3 carretas), casa con sala de un tirante y aposento (tasada en 350 pesos), con cocina, un cuarto y un sitio con casa edificada (200 pesos), pozo de balde (40 pesos), otros 2/4 de sitio con edificio (35 varas de frente por 70 de fondo), todo cercado, tenía entre sus bienes de hacienda: 114 yeguas, 26 bueyes, 18 potros, 9 vacas, 8 caballos, 6 redomones y 6 terneras. Esto muestra a un estanciero de poca talla, el cual complementaba la cría de ganados para diversos mercados (yeguas para producir mulas, vacunos para obtener leche, para el abasto local y la producción de cueros, caballos y bueyes para los trabajos agrícolas) con la producción cerealera. De hecho, su vinculación a los mercados agrícolas es innegable, ya que en una ocasión, en septiembre de 1757, había hecho representación de los perjuicios causados por las ‘‘crecidas haciendas’’ sobre las sementeras que había en Cañada de Morón y el resto del territorio que correspondía a los partidos de Las Conchas y La Matanza, culpando de ello al descuido de los dueños, y aunque don Fernando Flores ya había efectuado su comisión para hacer recogidas de ganado para devolverlos a las estancias, los mismos volvieron a escaparse. El cabildo resolvió que el mismo comisionado publicara que todos los hacendados debían retirar obligatoriamente a sus animales de aquella zona, debiendo quedar allí sólo los necesarios para la labranza.

En resumen, nuestro protagonista fue un hacendado de poca monta, con estancia poblada en el centro del nuevo poblado, pero con intereses de agricultor bien marcados, quizá porque también representaba a varios arrendatarios que mantenía produciendo en sus tierras. Por otra parte, el pueblo se originó como una estancia rodeada de quintas y chacras, lo cual fue en definitiva una zona de producción triguera y ganadería en pequeña escala.


Fuentes y bibliografía
Academia Nacional de la Historia (ANH). Documentos para la Historia Argentina. Tomo X. Padrones de la Ciudad y campaña de Buenos Aires. Padrón de 1726, p. 146.
ANH. Documentos… Padrón de 1738, pp. 255-256 y 265-266.
Archivo General de la Nación (AGN), Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires (AECBA), Serie III, Tomo II, pp. 252-253.
AGN, AECBA, Serie III, Tomo II, pp. 382 y 568.
AGN, Tribunales, Sucesiones, 7149, pp. 6-14.
FRADKIN, Raúl (1995). ‘‘Según la costumbre del pays’: costumbre y arriendo en Buenos Aires durante el siglo XVIII’’. EN: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana ‘‘Dr. E. Ravignani’’, Tercera Serie, Nº 11, p. 39.
GARAVAGLIA, Juan Carlos (1993). ‘‘Las ‘estancias en la campaña de Buenos Aires. Los medios de producción (1750-1850)’’. EN: FRADKIN, Raúl (Comp.). La historia agraria del Río de la Plata colonial. Los establecimientos productivos (II). Buenos Aires. Centro Editor de América Latina, pp. 124-208. 
MAYO, Carlos (2004). Estancia y sociedad en la pampa (1740-1820). Buenos Aires.
Editorial Biblos, pp. 73-74.
MORENO, José Luis (1989). ‘‘Población y sociedad en el Buenos Aires rural a mediados del siglo XVIII’’. EN: Desarrollo económico, Vol. 29, Nº  114, pp. 265-282.
OLIVERO, Sandra (2007). ‘‘La familia porteña como elemento de control político y económico: conformación de nuevas elites’’. EN: IX Jornadas Argentinas de Estudios de Población. Asociación de Estudios de Población de la Argentina, Huerta Grande (Córdoba).

Pelozatto Reilly, Mauro Luis (2016). ''Trayectoria política, actividades económicas y patrimonio territorial de un funcionario público en Buenos Aires colonial: el caso de don Francisco de Merlo (1716-1758) ‘‘, en VI Jornadas de Historia Regional de La Matanza, Universidad Nacional de la Matanza, 27 de septiembre de 2016.


Don Francisco de Merlo, la conformación del pueblo rural y su relación con la Orden de la Merced
(por Profesor Mauro Luis Pelozatto Reilly)


Otro elemento fundamental para el surgimiento del pueblo fue ese primer oratorio construido por Merlo, ya que hacia 1730 era una capilla nombrada como parroquia transitoria bajo la jurisdicción del curato de La Matanza, que comprendía un territorio muy distinto al civil, integrando tierras desde el Río Salado hasta los límites señalados por el Reconquista y el Matanza, llegando hacia el Este a lo que sería el actual territorio del barrio porteño de Flores.
La capilla montada por don Francisco de Merlo se convertiría, con los años, en lo que hoy conocemos como Iglesia de la Merced.
Iglesia Nuestra Sra de la Merced

Fuente: http://elmagazindemerlo.blogspot.com.ar/2015/07/el-sol-resplandece-en-la-iglesia.html

Luego este escribano se encargó de construir un hospicio para los hermanos mercedarios, nombrado Hospicio de San Ramón. En su testamento, dejó para la Orden de la Merced una porción de tierras de 200 varas de frente por 9.000 de fondo, es decir, una estancia, que incluía la capilla principal, el pueblo y el hospicio para los mencionados religiosos. Desconozco si esas mismas tierras eran las que comprendía la estancia principal de don Francisco de Merlo, pero es muy probable, ya que no fueron registradas ningunas explotaciones similares en el padrón confeccionado algunos días después de la fundación ni luego, cuando el desarrollo del lugar quedó estancado durante muchos años.

El 5 de febrero de 1759 el fray Gregorio Leguizamón, de la Orden mencionada, pidió que el ayuntamiento informara al Rey lo conveniente sobre la vivienda que dejaba Merlo en Las Conchas para los mercedarios, pidiendo la fundación de un hospicio de religiosos misioneros. Los alcaldes admitieron la solicitud con la cláusula del testamento del fallecido, y se le dio lugar al procurador general para que expusiera lo que creyera correcto. El 31 de diciembre de 1760 se leyó una Real Cédula que confirmaba al ‘‘Hospicio Mercedario’’ en las casas que había dejado don Francisco en el pago de Las Conchas. El mismo funcionó hasta 1823.

Finalmente, Merlo murió el 3 de abril de 1758, y fue sepultado en la Iglesia de la Merced, y su muerte fue certificada por un escribano (Francisco Congett), quien la describió de la siguiente manera:

 ‘‘…estando en estas casas de la morada de Don Francisco de Merlo, en una sala de sus viviendas, le vi en un ataúd, amortajado, con el hábito de Nuestra Señora de la Merced, y aunque por tres veces en alta voz le llamé por su nombre, a ninguna me respondió y según lo yerto de su cadáver al parecer estaba naturalmente muerto’’.   

Los mercedarios fueron una de las órdenes religiosas que contribuyeron con la evangelización dentro del proceso de conquista y colonización.

Evangelización de América Latina
Fuente: http://culturaehistoriadeperu.blogspot.com.ar/2012_04_01_archive.html


A modo de conclusión, podría enumerar algunos puntos clave: 1) la importancia de la función pública y los contactos personales para el ascenso socioeconómico; 2) el matrimonio como mecanismo para mejorar la posición social; 3) el carácter multifacético del escribano de la Gobernación, ya que fue importante para la firma de documentos vinculados a temas y problemáticas de diversa índole; 4) la relación innegable entre el comercio y la economía agropecuaria; 5) la existencia de distintos factores como condicionantes para la conformación de un pueblo: los intereses personales de Merlo, el objetivo de fomentar la circulación comercial por el Camino Real, el de poner tierras en producción, la defensa de la frontera y el fin de conseguir más fieles para la Iglesia Católica; 6) tras el análisis, quedó de manifiesto la complementariedad entre la ganadería y la agricultura en algunos puntos como La Matanza, los distintos tipos de mano de obra (esclavos, peones, arrendatarios, agregados, etc.), y ciertos rasgos estructurales de la sociedad rural de frontera abierta como las diversas relaciones con los nativos de la región (malones, integración de indígenas como mano de obra, vínculos comerciales, reducciones de ‘‘indios’’, sometimiento a la esclavitud, etc.). Sería muy valioso y muy interesante tener la posibilidad de seguir profundizando el análisis de estas cuestiones planteadas.
 



Mauro Luis Pelozatto Reilly
Profesor en Historia (Universidad de Morón) y Especialista en Ciencias Sociales con mención en Historia Social (Universidad Nacional de Luján). Actualmente se encuentra finalizando la tesis de Maestría en Ciencias Sociales con mención en Historia Social en la misma institución. Se desempeña como docente en la materia Historia de América I, de la carrera de Profesorado en Historia (Universidad de Morón), y en Seminario de Investigación I y II, de la carrera de Licenciatura en Historia (Universidad Nacional de La Matanza). Escribe regularmente para varios diarios locales de Buenos Aires y otras provincias argentinas (Entre Ríos y Santiago del Estero), y todos los meses para la Revista Raíces (Uruguay). Ha publicado artículos de investigación histórica en varias revistas académicas del país y del exterior, en países como Chile, Costa Rica, España, Guatemala, México y Uruguay. Especializado en varios temas de Historia Colonial, también ha disertado en distintos institutos superiores de formación docente y universidades públicas y privadas.


El 1º de abril de 1923, el Rdo. Padre Lagos, casi dos siglos después, bendice la Estación del Ferrocarril Oeste llamada "Parada Golf",   bajo la advocación de San Antonio de Padua dando el  nombre definitivo a la ciudad.

ALGUNAS CURIOSIDADES:

En los primeros años de este siglo se instaló en lo que hoy es San Antonio de Padua un gran horno de ladrillos; cuya finalidad era la de proveer materiales para las obras del ferrocarril oeste. La empresa se denominó compañía general de ladrillos y el horno se ubicó en lo que hoy sería la esquina de San Martín y Bartolomé Mitre.

El primer equipo de fútbol de San Antonio de Padua se denominó Lancaster y se fundó el 12 de Diciembre de 1926. En 1928 el Club se convirtió en el Atlético de San Antonio de Padua que con la conocida sigla C.A.S.A.. sigue congregando a los vecinos y brindando diversas actividades deportivas a la comunidad.